Mala pata...

Menuda mala pata... Y nunca mejor dicho... 
Una tras otra!!



Cuando se me va curando la quemadura que me hice con la moto en la pierna derecha, una simple rozadura que me hizo una aleta mientras buceaba en el pie izquierdo (lo que se ve no es un juanete, que quede claro), se me infecta y me tiene con un boquete doliéndome en el pie durante dos semanas...

El agua de mar cura, me decía a mi mismo... JA!!! Puede que la del cantábrico lo haga, pero el agua de aquí está tan caliente que es un autentico caldo de bacterias y bichos marraneros...

Y para cuando se me va curando esa herida, un pequeño resbalón caminado de noche por una isla, y la mas mínima rozadura que me hice en la rodilla ha acabo llevándome al hospital. Ya es el tercer día que vengo a que me quiten el tejido infectado de la herida, y en el boquete que se me está haciendo entra ya una gasa entera!! Mira, veo la estrellas cada vez que me cortan un pedacito de carne...
Eso si, el hospital maravilloso (uno de los mas exclusivos de la ciudad, que cuando le digo a los taxistas que me lleven allí me dicen que mejor vaya a otro que ese es muy caro! que majicos ellos.), los médicos un amor, y mi seguro que le cubre todo... Menos mal, que si no se me habría ido el presupuesto de medio mes en esta tontería...

Así que moraleja: Aquí la teoría de que ya se curara solo no vale y viajar con seguro médico es mas que aconsejable. 

P.D. Si alguien cree que la sandalias me quedan grandes, están en lo cierto. Aquí hay que entrar descalzo a todos los sitios, hostales, tiendas, templos... Así que se forma una orgía de sandalias a la entrada de mucho cuidado. Y como la mitad de los turistas llevamos mismo tipo de Havaianas, a la noche todos los gatos son pardos y ale, yo me llevo las tuyas y ya si eso te llevas tu las mías (que resulta que siempre están mas desgastadas...). Al principio me compraba unas nuevas, pero al tercer para ya me he cansado y así voy con un 47 en el pie... Que me pregunto yo: el otro no se dio cuenta de que le quedaban pequeñas!?